LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Thursday, June 26, 2008

ESPECIAL: PEDRO COSTA

Entrevista a Pedro Costa

Un aire a Bresson o a Ozu en Portugal, o el cine de Pedro Costa

Uno de los máximos regalos que pueden experimentarse –en un mundo saturado de ensueños baratos–, es el de encontrar una película, una obra, con las características de un ovni, para que se lo lleve a uno. La excitación y/o perplejidad, internarse en un sabor inédito, sentir que uno choca con una real o aparente pared, que es a la vez una ventana o una puerta; ver que uno debe modificar, y hasta destruir, una actitud más o menos arraigada, para de ahí recién empezar a entender lo que te está transmitiendo; todo ello construye un escenario que plantea sus exigencias, pero casi no hay nada que se le compare.

Desde esta perspectiva, no se trata de otra cosa más que de ensanchar nuestro mundo, activar los cuestionamientos, profundizar, poco a poco, a través de estos objetos a los que atribuimos la facultad de penetrar “con estilo” el misterio de lo vivo.

Algún espectador se preguntará qué es lo que busca –o lo que encuentra– el director portugués Pedro Costa. Por qué hace las películas que hace. Las respuestas (¿serán respuestas?) me salen en forma de preguntas. ¿Cómo ver algún tipo de realidad con ojos limpios, desprejuiciados, nuevos? ¿Cómo descubrir que, aunque parezca que no hay nada, siempre “el mundo está aquí” en su extrañeza y plenitud, y, así se trate de la realidad más miserable, la dignidad humana está también ahí? ¿Cómo re-aprehender, una y otra vez, lo “real”, siempre cotidiano y siempre desconocido, por conocer?

Rápidamente entiendo que Pedro Costa quiere afrontar algo rechazado en el arte, que quiere la reconstitución radical de lo cotidiano, de incluso sus zonas de empozamiento e ilegibilidad a causa de su banalidad insondable, un poco (o más que un poco) aquello que se encuentra “antes” de que aparezca lo que solemos llamar una historia. La obra de Costa, asimismo, economiza al máximo los “trucos”. Hay frontalidad, quietud, esencialidad. Al igual que los paisajes que retrata, su fuerza proviene de su despojamiento.

Pero eso no es todo. La dócil o áspera artificialidad, en clave baja, de la recitación por parte de sus actores no-profesionales, provoca que reconozcamos en ella de inmediato la estirpe bressoniana. La exacerbación –artificial y naturalista al mismo tiempo– de este procedimiento podemos verla por ejemplo en el caso de Ventura en Juventud en marcha (2006), en la carta que recitada como una plegaria o una cantinela mágica o un mantra, lo mantiene vivo, y garantiza la continuidad de su ser y sus esperanzas.

Noventa tomas para una sola escena (según declaraciones) puede dar cuenta de la voluntad apabullante de ir más allá. Por mi parte, siento que lo que veo es de alguna manera un documental, sí, pero que quiere no serlo (su manera de documentar dejando ser al material, la mínima “perturbación histriónica” de sus personajes, la negativa a hacer planos “editorializantes”), a la par que es una ficción que se rehúsa a serlo, no busca efectos. ¿Qué es esto? Es algo diferente, es algo no visto antes, por descifrar.

En Pedro Costa está presente una estética que nos devuelve a una ética, a un compromiso social sin discursos localizables, más bien, por inmersión en una realidad tal y con unas gentes tales. La propia manera de ver o su búsqueda, ese es el compromiso irrenunciable. Un director de cine se nos aparece como un hombre que siempre está reaprendiendo a ver.

En Casa de Lava (1994) hay ya un sentido exacerbado de la cotidianidad y en el fondo de todo hay un misterio impenetrable, el del personaje de Inés de Medeiros. Ayudar y curar, a eso se dedica, en medio de la pobreza de un pequeño pueblo. En ella, hay una herida, el fondo y la razón y la explicación de esa herida es algo que nunca nos será mostrado. Entrevemos en la manera cómo se relaciona con dos hombres todo esto. Un personaje recordable, entrañable. Es como en la vida: te interesas por alguien, pero a veces no puedes acceder a su interioridad.

Acerca de Huesos (1997) diré que el trabajo de dirección de actores va por una mayor presencia sentimental, mientras que no hay un trabajo tan específico en el encuadre; vemos ojos llorosos, caras muy tristes, deambular desesperanzado. Lo que parece obvio, la monotonía e inamovilidad de la existencia, la pobreza de estas personas, se vuelve irrespirable, lacerante. La incomodidad de ese no pasar nada (de ese ser-para-nada, un nihilismo de la pobreza) que dura tres horas se manifiesta en algo así como en un esplendor al revés. Hay un absoluto de la orfandad que luce objetivamente contemplado. Y no hay nada paternalista en Costa. Hay, en cambio, un niño recién nacido, que representa la fuerza hecha carne de una esperanza.

De El cuarto de Vanda (2000) puedo decir que me sorprende esa apuesta en aumento por el lado menos agradable, por los desposeídos, por mostrarlos en una desnudez ontológica muy curiosa: se nota la voluntad de penetrar algo desconocido a fuerza de titánica insistencia, de exacerbación en la postración que significan los rituales cotidianos que se cargan de una fuerza inverbalizable (estar en la cama, ver la tele, drogarse) –o se tornan simplemente insoportables para el espectador más común, menos interesado en superar la prueba que impone un nuevo estilo, una forma nueva de percibir algo que antes no lo era–. No creo que sea capaz de decir algo particularmente valioso o novedoso a cerca de El cuarto de Vanda, película que constituye un ejemplo extremo de lo que acabo de mencionar.

Este deseo de verdad traducido en ritmos que se confunden con el transcurrir más pesado de la vida, en largos planos que se sostienen, que acompañan la nada de unas vidas opacas y al desnudo. El acceso me resultó especialmente difícil –lo confieso–, es de una cotidianidad abrumadora que tiene su razón de ser; y como documental tanto como ficción, parece que va a la deriva. Esa sensación de peligro recubierta en capas de cotidianidad inerte es justamente la revelación.

En ¿Dónde está tu sonrisa escondida? (2001), documental sobre la pareja Straub/Huillet, la mujer es la editora muda o rabiosa, y el hombre da vueltas y vueltas, entra y sale de la habitación, habla y tose constantemente Debo confesar que ambos me parecieron al principio un par de enfermos obsesos, maniáticos del detalle, encerrados en un despacho con la máquina editora, buscando una perfección que me parecía inútil y neurótica, y sin embargo…Luego entiendes el juego: se trata del rigor extremo, de la verdad psicológica escondida en el mejor gesto o vocalización, análisis hasta el fondo: el uso de la máquina editora hace parecer literalmente marionetas a los actores (o no-actores); avanzar, retroceder, son imágenes-marionetas manipuladas la revés y al derecho, pero ojo, pueden decir, no lo que ellos mismos quieran ni tampoco lo que los directores quieran; la cosa es descubrir “algo” que se dice a través de ellos. Así vemos a los cineastas marido y mujer en busca de un ritmo al parecer pre-existente, de algo necesario y oculto y no arbitrario

Se aprende mucho de este documental. Ante todo, una vocación insobornable, una apuesta por la independencia, por seguir tu propio camino más allá de las presiones comerciales. Y claro, también arroja luces sobre la peculiar relación entre ambos, tanto como de su relación con el arte de hacer películas; la sensación es que se trata de algo indivisible.

Juventud en marcha (2006) es la muestra, la más madura, la más completa, de la capacidad de Pedro Costa para iluminarnos. El primer plano de la película no nos ahorra extrañeza: el frontis de una casa de arquitectura irregular -con un aire a la arquitectura flechiforme del Gabinete del Dr. Caligari-, de la que caen uno tras otro objetos arrojados por alguien invisible, se nos presenta en una especie de siniestra, seca, intrigante fealdad. Y luego, aparece una mujer negra con un cuchillo, y, sin una gran gestualidad, pero sí con un semblante feroz, empieza a recitar un texto de memoria, o es lo que parece. La mujer tiene algo entre primitivo, mítico y temible, el cuchillo fálico es absolutamente suyo, como si sus palabras tradujeran el cuchillo, o como si se apoyara en él y así pudiera hablar.

Así empezamos a ver las desventuras de Ventura (luego nos daremos cuenta de que aquella feroz mujer ya entrada en años era su mujer, y que se dirigía a él y no a nosotros), el hombre que hablaba con sus hijos, y, como señala Pedro Costa, la película hubiera podido durar eternamente, ya que gracias a ese mecanismo siempre podía encontrarse con un nuevo hijo por conocer.

Proporciones épicas del paisaje urbano. El director usa las cualidades geométricas de los volúmenes inmensos de los conjuntos habitacionales produciendo exquisitez; ciertos encuadres colocan a esta película en otro nivel. También, el uso de una fuente de luz que hace de los personajes fantasmas corporizados, atrapados en el vacío aceptado y los recuerdos.

Contra el cliché de los miserables, sin hogar, casi sin nada, viviendo en condiciones precarias, de pronto comprendemos, se nos transparenta una nobleza que refulge sin retóricas. Vuelves a ver seres humanos, sin importar su condición.

Cautiva saber que últimamente Pedro Costa no escribe guiones, sino escenas en papelitos que lleva en los bolsillos. En el Lynch de Inland Empire, se observa un método de trabajo similar, la particularidad de no tener un guión strictu sensu, de grabar escenas y buscar luego y poco a poco algo parecido a un “sentido”. Una estructura más libre, no por eso menos rigurosa, y no predeterminada.

¿Cómo no admirar la radicalidad, la inspiradora independencia de estos creadores? Sus aventuras perceptivas, los documentos de sus logros concretos y las respectivas búsquedas que uno puede ver en sus obras, hablan por sí solas.

Mario Castro Cobos

La Cinefilia No Es Patriota

Tuesday, June 24, 2008

DIARY OF THE DEAD (2007), DE GEORGE ROMERO





A diferencia de zombis más contemporáneos, como los de Zack Snyder (El Amanecer de los muertos), Danny Boyle (Exterminio), Carlos Fresnadillo (Exterminio 2) o Francis Lawrence (Soy Leyenda), los de George Romero no renuncian a su condición de walkers, dado que en su anacrónico andar reside su esencia: esa marcha lenta y cansina los hace más imprevistos, y por ello más aterradores; su morosidad viene a ser, pues, una de sus mayores fortalezas. Como poniéndose al día con los tiempos que —así como otros zombis— corren, Romero firmó el 2007 su película más tecnológica, una en la que, a diferencia de sus cuatro anteriores entregas dedicadas al mismo tema, el protagonista es el verso y no la evisceración.

Desde La noche de los muertos vivientes (1968), el realizador norteamericano nos tenía acostumbrados a presentarnos cada cierto tiempo una historia de muertos que se levantan de sus tumbas con bastante apetito y sin motivo aparente como pretexto para llamar la atención acerca del estado del mundo (la guerra de Vietnam y los conflictos raciales en su ópera prima, la sociedad de consumo en El Amanecer de los muertos, la ética científica y militar en El Día de los muertos y la desigualdad socioeconómica en Tierra de muertos); sin embargo, El diario de los muertos carece de la sutileza que llevó a su director a encaramarse como el referente principal del cine de horror de raigambre política.

A diferencia de sus predecesoras, donde las imágenes hablaban por sí solas sin necesidad de tener un soporte discursivo de corte académico, aquí el mensaje atraviesa literalmente toda la puesta en escena. La narración en over de una superviviente que ha tomado la posta del registro que su enamorado empezó con su cámara digital a partir de la experiencia vivida por ellos y sus amigos, estudiantes de cine que junto a un dionisíaco profesor que supervisa la filmación de su proyecto final, una película de terror, pugnan por regresar a sus hogares una vez iniciada la carnicería walker, le sirve al realizador norteamericano para arremeter contra la sociedad de la información, aquella en la cual 200 millones de video cámaras pretenden comunicar, en simultáneo, la verdad del mundo.


Lo curioso es que la misma saturación de la que nos habla el creador de Martin en su última película termina colmando a la misma, a causa no solo de lo reiterativo, pesimista y contradictorio que resulta el mensaje —el cual, más que invitarnos, nos coacciona a desconfiar de las fuerzas armadas, de los medios, incluido y en especial el Internet, el mismo medio que les sirve a la heroína de esta historia para dar cuenta de “su verdad”, y en todo aquel que sea poseedor de un instrumento que le sea útil para registrar al mundo y su devenir en tiempos de orfandad—, sino de la solemnidad en medio de la cual nos es presentado: acompasado por imágenes de archivo que, en cámara lenta, pretenden sensibilizar al espectador.


Pareciera que en esta oportunidad el genio de Romero hubiese estado abocado más a la postulación dogmática de una verdad de Perogrullo (lo cuestionable que resulta la sociedad de la imagen) que a la elaboración de un guión sólido y sugerente. De ahí que en sus 25 minutos finales, desde el momento en que los chicos arriban al fortín de Eliot, el relato se asemeje más a una típica producción hollywoodense que a la de un autor consagrado (ver el guiño auto referencial de la persecución de la momia, el cual termina siendo forzado por su torpe resolución, o lo inexplicable que resulta el destino de los ocupantes de la mansión).


Con todo y esto, El diario de los muertos no deja de ser una propuesta atractiva por su tono documental a lo Cloverfield—de hecho, se filmó antes que la ópera prima de Matt Reeves—, sus escenas gore, el antológico personaje del amish, síntesis del Romero más sardónico y corrosivo, y su intención metalingüística y contestataria, la cual no solo nos habla de ficciones que se convierten en realidad, como la que forma parte del video encontrado en el hospital o la ya mencionada escena del bosque, sino también del oficio del “verdadero” cineasta, aquel que es capaz de anudarse a su cámara y ‘dejar la piel’ con tal de dar cuenta de su incorruptible visión del mundo.


Diego Cabrera


La Cinefilia No Es Patriota

Friday, June 20, 2008

LOS IDIOSINCRÁTICOS Y LOS SOFISTICADOS

Perú apuesta por cine que rescata su idiosincracia

Por Jean Luis Arce, AREQUIPA, Perú, jun 19 (Reuters).

Chullachaqui, un mediometraje donde un mítico espíritu aterroriza a unos adolescentes en plena Amazonía de Perú a ritmo de música rock, venció a millonarias producciones estadounidenses en la taquilla de Iquitos, la ciudad natal de su director. "Fue la película más vista en Iquitos, arriba de "El Código Da Vinci", dijo a Reuters Dorian Fernández, de 26 años, luego de mostrar su obra en un auditorio de Arequipa, en el sur de Perú, sede del Primer Encuentro de Cine Andino del país

(http://encuentrodecinearequipa.wordpress.com/).

Entre filmes que buscan atraer miradas en Cannes y Sundance, frente a directores que retratan con gran ímpetu y pequeñas cámaras digitales la vida y los mitos de sus remotos pueblos, el cine peruano refleja una realidad tan fragmentada como el propio país. "La intención es conseguir respeto por nuestro trabajo. No queremos paternalismo, queremos competir", agregó Fernández. Pese a las limitaciones técnicas, los cineastas de provincia sorprenden con una producción constante y una filmografía extensa, con más títulos que renombrados autores de Lima, la capital del país, que concentra los recursos y la tecnología audiovisual. Lo que buscamos es rescatar nuestra identidad a través de la pantalla, dijo Héctor Marreros, director de la ciudad norteña de Cajamarca, con 10 películas realizadas.

Con un presupuesto promedio de 15.000 dólares, reunidos con préstamos y hasta con la venta de sus pertenencias, el cineasta provinciano suele ser director, profesor de actuación de sus actores y, en ocasiones, protagonista de sus filmes. Las películas limeñas no tienen mucho éxito en provincia. Cuando un provinciano interpreta a otro provinciano, se ve un poco más natural y esto se nota en la aceptación del público, dijo Percy Pacco, de 23 años, director, guionista, camarógrafo, editor y protagonista del drama Amor en las Alturas.

CINE DESDE LA NADA. A sus propias carencias, se suman otras como la ausencia de escuelas de actuación y la máxima paradoja para un movimiento fílmico prolífico: la falta de salas de cine. Frente a las 224 pantallas comerciales de Lima, que no incluyen las salas de centros culturales, ciudades andinas como Cusco, Puno o Ayacucho no cuentan con auditorios de cine. Nos vemos obligados a tomar un local, ya sea un colegio o un coliseo para presentar nuestras películas, agregó Pacco. La identificación del público con historias muy propias, que exploran géneros tan diversos como el costumbrismo o el "thriller" psicológico, le ha valido a estos filmes audiencias comparables con las que reúnen en una provincia películas de Hollywood. No se hacía cine en selva, eso ya era una novedad para empezar. Luego analizamos qué tipo de historias no se están haciendo y la mitología amazónica no se hacía para nada, refirió Fernández, quien es publicista de profesión.

Chullachaqui, al igual que El Misterio del Kharisiri (http://www.pioneroscine.com/) del puneño Henry Vallejos, coinciden en su afán por rescatar viejos y tenebrosos mitos de su tierra, pero también en su ambición por lograr la máxima calidad técnica posible. Mi hermano es físico y con él ideamos la forma de construir rieles, una grua, dolly, 'steadycam', para no limitar el lenguaje visual, señaló Vallejos. Pero esta ambición no es compartida por todos los cineastas provincianos, cuyos productos exhiben deficiencias técnicas abismales respecto al trabajo de sus pares capitalinos.

EN BUSCA DE SU ESPACIO. Para el secretario general del estatal Consejo Nacional de Cinematografía (Conacine), Emilio Moscoso, el entusiasmo y la temática propia generan un cine muy auténtico que, sin embargo, choca con la automarginación de algunos directores. El de provincia prefiere hacerlo con lo que tiene en lugar de estar concursando, esperando, compitiendo", explicó Moscoso, quien aboga por estimular al cine provinciano hasta reducir la brecha que existe con respecto a Lima. Conacine promueve cada año concursos nacionales de largometraje y cortometraje, entre otros rubros, con premios económicos a los ganadores para realizar sus proyectos. Los proyectos de Lima son mucho más sofisticados, más elaborados, con proyección a participar en festivales, dijo. La misma ruptura entre las provincias y Lima se replica en el contexto amplio del cine peruano frente al mundo. Con apenas cuatro largometrajes por año en promedio y presupuestos exiguos, está lejos de ser una industria.

En el 2008 y por primera vez desde su fundación hace 12 años, el Estado concedió a Conacine un 40 por ciento del presupuesto que por ley debería asignarle cada año. En períodos previos, sólo le brindaba un 15 por ciento del total. Pese a ello, el cine peruano debe ganarse un espacio frente a la producción mundial, un proceso donde juegan factores como el autoestima colectiva y la valoración de los filmes locales. En Francia elogian una película peruana y acá la ven 50.000 espectadores, mientras Indiana Jones ya está en los 200.000 espectadores. ¿Será un problema global? Yo creo que sí, hasta en China tienen que proteger su cine, afirmó Moscoso.

http://www.dailymotion.com/relevance/search/chullachaqui/video/x15zeq

La Cinefilia No Es Patriota

Thursday, June 19, 2008

DON'T YOU KNOW? IT'S LIKE THE MOVIES, BABY


(Un agradecimiento especial a César Bedón, por pasarme por mail tan deliciosa información):
Edington, en 1930, dijo que estábamos a la búsqueda de la materia, pero ahora todas las nuevas investigaciones en la materia demuestran que la materia no existe; cada vez se parece más a un pensamiento y menos a una cosa. De repente la visión de Buda volvió a cobrar un gran interés, porque Buda hizo lo mismo con la materia humana, con el material humano. Los físicos estaban intentando investigar la materia de una forma objetiva para descubrir lo que había dentro de ella, y no encontraron nada. Vacío total. Lo mismo que descubrió Buda en su viaje interior. Él estaba intentando descubrir quién había ahí dentro -la sustancia de la conciencia humana- pero cuanto más penetraba, más se daba cuenta de que cada vez estaba más vacío. Y cuando finalmente encontró el centro, no había nada. Todo había desaparecido. La casa estaba vacía. Y todo existe alrededor de ese vacío. El vacío es el alma, así que Buda tuvo que inventar una palabra nueva, una palabra que no existía antes. Cuando aparece un descubrimiento nuevo hay que cambiar el lenguaje. Hay que acuñar palabras nuevas, porque se han revelado muchas verdades que no caben en las palabras viejas. Buda tuvo que crear una palabra nueva. En India la gente siempre ha creído en la realidad del alma, atma, pero Buda descubrió que el alma, el atma, no existía. Tuvo que acuñar una palabra nueva: anatta. Anatta significa no-yo. Lo más profundo en ti es el vacío; un estado de no-yo. Tú no existes; tú solo existes en apariencia.
Deja que te lo explique de otra manera porque esta es una de las cosas más difíciles de entender. Aunque lo entiendas intelectualmente, creerlo es casi imposible. ¿Tú no existes? Parece ser que el ser siempre es dado por hecho. Y tú siempre puedes hacer preguntas estúpidas. A Buda le preguntaban una y otra vez: Si tú no existes, ¿entonces quién está hablando? Si tú no existes, ¿entonces quién siente el hambre? ¿Y quién va a mendigar al pueblo? Si tú no existes, ¿entonces quién está delante de mí?
Es como cuando vas al cine. Allí ocurre algo maravilloso. La pantalla está vacía. Luego empieza a funcionar el proyector. Entonces la pantalla desaparece porque las imágenes proyectadas la ocultan por completo. ¿Pero qué son esas imágenes proyectadas? Nada más que un juego de luz y sombra. Tú ves en la pantalla que alguien arroja una lanza a toda velocidad. ¿Pero qué es lo que está ocurriendo realmente? El movimiento solo es una ilusión, en realidad no está ocurriendo. No puede ocurrir. De hecho, en la película no hay movimiento; todas las imágenes son fijas. Pero se crea la sensación por medio de una ilusión óptica. El truco está en que al proyectar sucesivamente y muy deprisa en la pantalla muchas imágenes fijas de la lanza en diferentes posiciones, el ojo no puede captar el espacio entre las imágenes, y se crea la sensación de que la lanza se está moviendo.
Lo mismo, de un modo diferente, está ocurriendo en la vida. Los pensamientos son proyectados por tu mente tan deprisa que no puedes ver el espacio entre los pensamientos. La pantalla está completamente cubierta de pensamientos y van tan deprisa que no puedes ver que cada pensamiento está separado. Eso es lo que Tilopa dice: Los pensamientos son como las nubes, no tienen raíces, no tienen hogar. Y un pensamiento no está relacionado con otro pensamiento; un pensamiento, como una partícula de polvo, es una unidad individual separada. Pero van tan deprisa que no puedes ver el espacio entre ellos. Tú tienes la sensación de que entre ellos hay cierta unidad, cierta asociación.
Esa asociación es una idea falsa, pero es la que crea el ego.
Buda puede ser fácilmente rebatido con argumentos; lo echaron de este país porque los indios son grandes argumentadores. Durante cinco mil años no han hecho otra cosa que argumentar, y a través de la argumentación Buda puede ser rebatido porque todo este asunto parece bastante absurdo. Buda está diciendo que hay acciones, pero que no hay actor; que hay pensamientos, pero que no hay pensador; que hay hambre, que hay saciedad; que hay enfermedad, que hay salud; pero no hay un centro al cual pertenezcan todas estas cosas. Son como nubes moviéndose en un cielo vacío, sin que entre ellas haya ninguna relación. A través de la experiencia nadie puede rebatir a Buda, pero a través de la lógica es muy fácil.
Buda pronto se dio cuenta de que a través de la lógica podía ser rebatido muy fácilmente. ¿Qué hacer entonces? En India, en esos tiempos, había grandes eruditos, grandes sabios, grandes lógicos, en nimiedades. Así que Buda simplemente declaró: Yo no soy metafísico, no soy filósofo, no tengo una doctrina que ofrecer. Lo que yo digo no son conclusiones de mi intelecto. Si alguien quiere comprenderlo, tendrá que venir y vivir conmigo y hacer todo lo que yo le diga. Y cuando haya vivido conmigo durante un año, en silencio, en meditación, entonces estaré dispuesto a argumentar con él, pero no antes.
Y aunque muchos eruditos venían a él, esa era su condición. Uno de los que vino fue Sariputta. Este era un famoso erudito, tenía quinientos discípulos. Estos a su vez eran grandes eruditos por derecho propio: conocían todos los Vedas, todos los Upanishads, tenían acceso a toda la sabiduría de siglos, y tenían un intelecto muy, muy perspicaz. Cuando Sariputta vino, Buda le dijo: Has venido, muy bien. Pero tienes que quedarte aquí durante un año en silencio, porque yo no tengo doctrina que proponer. Así que, si quieres, puedes quedarte.
Luego vino Maulingaputta, otro erudito, y Buda le dijo lo mismo: Siéntate a mi lado y estate en silencio durante un año, sin hacer ni una sola pregunta. Durante un año tienes que dejar que tu mente amaine y penetrar en los intervalos. Cuando haya pasado un año, exactamente un año, si tienes alguna pregunta, te la contestaré. Sariputta, que también estaba sentado allí, empezó a reírse.
Maulingaputta preguntó: "¿Qué ocurre? ¿Por qué te ríes?"
Sariputta le contestó: "No te dejes engañar por este hombre. Si tienes algo que preguntar, pregúntalo ahora, porque dentro de un año no podrás preguntar nada. Eso es lo que me ha ocurrido a mí. En un año, meditando en silencio, las preguntas desaparecen. En un año, meditando en silencio, la mente argumentativa desaparece, y el argumentador desaparece. En un año al lado de este hombre, uno se vuelve vacío -y riéndose añadió- y además luego se burla diciéndote "Ahora puedes preguntar. ¿Dónde están tus doctrinas, tus principios, tus argumentos?". Pero dentro ya no hay nada. Así que, Maulingaputta, si tienes que preguntar, este es el momento: ahora o nunca".
Buda dijo: "Yo cumpliré mi promesa. Si te quedas un año y tienes alguna pregunta, yo te la contestaré, cualquiera que sea".
Maulingaputta se quedó. El año pasó. Ya se había olvidado por completo de la cuestión y de que ese día se cumplía el año; pero Buda sí se acordaba. Un año después, el día exacto, le dijo a Maulingaputta: "Ahora, Maulingaputta, puedes levantarte y preguntar".
Maulingaputta se levantó en silencio, con los ojos cerrados, y luego dijo: "No hay nada que preguntar, y no hay nadie para preguntar. Yo he desaparecido por completo".
El budismo es una experiencia y el Zen es la forma más pura de las enseñanzas de Buda: la esencia. Y el centro alrededor del cual se mueve toda la experiencia es el vacío.
¿Cómo volverse vacío? Ese es el tema central de la meditación: cómo hacerse tan silencioso, que ni siquiera puedas sentirte a ti mismo; porque eso es también una perturbación. Sentir que "yo soy", también es una perturbación; incluso eso. Uno es borrado por completo, totalmente borrado. La página se queda en blanco, como un cielo de verano: en él ya no hay nubes, solamente profundidad, un azul infinito que no termina en ninguna parte, que no empieza en ninguna parte.
Fragmento de "Zen: la hierba crece sola", de Osho
La Cinefilia No Es Patriota

Saturday, June 14, 2008

(DES)GENERANDO: ENTREVISTA


El pasado 21 de mayo, en el local de Mohl, se proyectó el documental (Des)Generando, producido por Asociación Visible-Barcelona. Cada viernes, durante dos meses, Paula, Belén, Daniela, Angora y Lorena (quienes tuvieron antes nombres masculinos) se reunieron en un centro de acogida en el Raval, en Barcelona, para hacer una obra de teatro donde pudieran contar quiénes son, más allá de la sospechosa comodidad de las etiquetas. La siguiente es una entrevista con Ricardo Gálvez, quien dirigió el taller que dio origen al documental.
¿Cómo llegaste al tema de la diversidad sexual, es decir, en qué momento quisiste realizar algo dentro de este tema?

Me interesa mucho la singularidad de cada persona, mi trabajo consiste en ayudar a construir desde la diversidad, no desde las categorías. Llegué a trabajar con personas trans-g a raíz de un congreso de terapias creativas al que asistí el año pasado en Barcelona, donde vi el trabajo que realizaban a través del arte en Ambit Dona (ONG Ambit Prevenció, Barcelona) con mujeres trabajadoras sexuales. Quise colaborar con el centro e irónicamente por ser hombre me asignaron trabajar con trans femeninas y no con mujeres biológicas. Así empecé.

¿Qué sientes con respecto al tema de la diversidad sexual en contraste con el tema de la educación (en los colegios, y / o universidades por ejemplo) en el Perú?

Yo siento que el problema proviene de la desinformación y los prejuicios que cargan los responsables de la educación en el país, de arriba hacia abajo. Gran parte de centros de estudio en el Perú están afiliados a ideologías religiosas, militares o simplemente conservadoras, en ninguna cabe lugar para concebir sexualidades distintas a la dicotomía hombre heterosexual / mujer heterosexual.

El participar de este documental, ¿qué importancia tiene para ti?

Gracias a esta experiencia, a la del taller (que luego fue registrada en un documental), he podido primero desmitificar en mí mismo la imagen que tenía del colectivo con el que trabajé. Luego he sido partícipe de un proceso difícil, rico y que pudo concluirse, registrarse y evaluarse… esto me deja una memoria muy positiva y una mayor conciencia. Actualmente estamos trabajando en un capítulo que contará esta experiencia para un libro que se está armando en Barcelona, sobre el uso del arte como medio.

¿Como has visto que han recibido este documental cuando ha sido mostrado a la gente?

No ha sido visto por mucha gente todavía. Nuestro interés pasa por irlo mostrando poco a poco y responsablemente, para así contribuir a la desmitificación y no a confirmar prejuicios. Las personas que han visto el documental lo han recibido con empatía, la mayoría ha podido identificarse con alguno de los personajes y han logrado cuestionarse.

Las personas trans (como se les llama), algunas con las que has trabajado, ¿qué crees que es lo que más les interesa de los talleres que se hacen como en el visto en el documental?

Poder expresarse, dar su opinión, contar su historia. Más allá de eso, informarse, conocer otras personas y sentirse parte de algo.

Como espectador, ¿qué sientes al ver el documental (Des)Generando?

Aunque es difícil tomar la postura de espectador dejando de lado la de parte, a mí me viene a la cabeza al ver el documental una paleta de colores, bastante diversa. Un grupo de personas aparentemente muy distintas trabajando por un objetivo común, en su estado natural. Siento alegría por eso, esperanza.

¿Tienes proyectos en mente sobre el tema de la diversidad? Si es así, ¿cuáles son?

Trabajo con niños de 2, 3 y 4 años, "niños líderes", adolescentes y adultos en instituciones, empresas, y en mi taller. No soy activista de ninguna causa concreta. Me gusta trabajar con personas de todo tipo y colaborar en desplegar sus creatividades.


Entrevista: Luis Castro Cobos

La Cinefilia No Es Patriota

Friday, June 13, 2008

CONTROL (2007), DE ANTON CORBIJN

Si la banda New Order se hubiera disuelto a mediados de los 80, habría pasado a la historia con su album Low-Life, quintaesencia del sonido más fresco de la época. Si se hubiera disuelto antes, igual habría pasado a la historia con su single Blue Monday, tema epítome del pop británico ochentero. Incluso, si no existiera New Order, sus integrantes igual habrían pasado a la historia como Joy Division.

Más que una banda de post-punk o una banda de culto, Joy Division ha sido una banda seminal cuya influencia atravesó toda la década de los 80, en bandas como The Cure, Siouxsie and the Banshees, y de los 90 con Radiohead y todas sus réplicas que llegan hasta nuestros días.

CONTROL cuenta la historia de Ian Curtis, vocalista de la madre del cordero, desde su adolescencia hasta su muerte poco antes del gran salto norteamericano de la banda.

Ver esta película ha sido una sorpresa pero sobre todo un placer.

Anton Corbijn ha encontrado para su opera prima el balance justo entre el retrato íntimo del protagonista y la historia del grupo. No hay excesos dramáticos aunque haya mucho drama en la historia, ni salidas efectistas que en otras manos abundarían.

Pero el verdadero placer lo he sentido en la simple imagen. La imagen en blanco y negro. Un blanco y negro inevitable más que acertado, diría yo, intrínseco a la banda, casi como salido de su propia música.

Corbijn ha contado la historia de Curtis desde muy dentro basándose en el libro escrito por la misma viuda y la ha fotografiado magníficamente con el afecto y entrega de un devoto fan. Hay en ese blanco y negro un entrañable homenaje al New Wave británico de inicio de los 60 y una agradable -y por momentos extraña- sensación melancólica que llena los sentidos hasta el punto de sentir que solo la imagen importa y que podríamos prescindir -incluso- del sonido, nada menos.

En nuestros días, sorpresas como éstas son bastante apreciables, placeres como estos son atesorables.

Armando Sakihara

La Cinefilia no Es Patriota

Thursday, June 12, 2008

EL CINE PERUANO EN MANOS DE LOS CONSERVADORES

Sobre el peligro de los "aburridísimos y seudofilosóficos seudopoemas" que se podrían gestar en el cine peruano


Los recientes premios del Concurso de Largometrajes de Conacine confirman una tragedia para este país: aquel que apueste por un cine distinto al que suelen ejercer directores como Francisco Lombardi o Alberto Durant se va a la mierda. No va a ganar nunca.

De hecho, las recientes afirmaciones del dramaturgo -"notable de la cultura"-, Alonso Alegría, en una columna del diario Perú.21, nos ratifica el conservadurismo estético en el que se mueve el ambiente cinematográfico nacional: por sobre todas las cosas, el cine peruano 'debe ser' un conjunto de películas con historias bien contaditas -si es con reminiscencias literarias ¡mejor!- y entendibles por todos.

Con notable orgullo para su autor, y absoluto terror para quienes lo leímos, Alegría señaló lo siguiente: "Si de ir creando una industria del cine se trata, hace falta que el público llene las salas, y eso no lo lograría ninguno de los aburridísimos y seudofilosóficos seudopoemas que teníamos entre manos". Sí pues, solo a un notable de la cultura del Perú se le ocurre escribir semejante patinada.

En principio, se espera que los jurados de un concurso nacional como el de Conacine no sean dogmáticos, y que sepan valorar, en su justa dimensión, los trabajos que tienen entre manos, sean "aburrídisimos seudopoemas seudofilosóficos" o no.

El concurso ya fue. ¿Qué nos queda? Tratar de edificar desde los márgenes, crear pequeños concursos independientes donde no se excluya nada, donde se aprecie el canon y la propuesta más arriesgada.

De no ser esto posible, el mensaje a los espíritus inquietos que quieran dedicarse al cine debe ser bien claro y fuerte: ¡VÁYANSE DEL PAÍS! porque aquí, sencillamente, no van a conseguir nada. Cojan sus maletas antes de que el medio los malogre, los achate.

Alonso Izaguirre

La Cinefilia No Es Patriota

Wednesday, June 11, 2008

LA HISTORIA DEL PLANETA 'X' (EN EL JAZZ ZONE)


Un planeta en una galaxia. Un dios inexperto. Ángeles de colaboradores, y una dama, hermosa, mortal... La pregunta. Cómo poner orden en la anarquía, paz en la locura, amor en la maldad... ¿La respuesta?
Yana de los Willay Cuentos presenta (estreno absoluto): La Divina Locura, en el estilo irreverente de Yana y con la música original de Jorge Bartra.
Los Willay Cuentos, creados hace 5 años por Yana y Miranda Estela, han insertado a la narración herramientas de actuación, en la que el cuentero es a la vez personaje, espacio y conducto entre el presente y el pasado. Es el puente que trae al “ahora” lo que alguna vez pasó, en la mente o en la realidad.
Los Willay Cuentos han recreado siempre la realidad peruana –llena de colores, estridencias y mestizajes– rompiendo esquemas y estimulando al asistente a mantenerse atento y divertido, siguiendo de cerca el hilo de la narración.
Yana, director, narrador y creador de los cuentos, usa adecuadamente sus herramientas de actor, mimo y poeta para llevarnos a este viaje intenso, agudo y vivencial. Además, es el único cuentero biólogo, y esa formación hace que los temas recreados no tengan límites, dando forma inesperada a la historia en sí.
Este Viernes 13 y el Jueves 19 de Junio, a las 8.30 p.m.
en el Jazz Zone de Miraflores;

Av. La Paz 646, Pasaje El Suche
Reservas: 241-8139 / 997-115-977 / 999-833-767


Teléfonos del grupo: 999833767 - 993008839
www.yana-willay.blogspot.com


La Cinefilia No Es Patriota

Monday, June 09, 2008

HOY, DESPIERTA A LA VIDA (7 PM, CAYETANO HEREDIA)

Alucinógena, sedante, filosófica, Waking Life, de Richard Linklater, es una de las películas de animación más espléndidas y lúcidas y llenas de sensaciones abismáticas y de pasadizos secretos y...

Ciclo Retratos de Obsesiones:

http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2008/04/ciclo-retratos-de-obsesiones.html

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Saturday, June 07, 2008

HABLE CON ELLA (2002), DE PEDRO ALMODÓVAR


Hable con Ella y la Alegría de Narrar

La última película de Almodóvar puede ser muchas cosas, pero me parece principalmente una obra que muestra la alegría de narrar. Con ello no quiero decir que Hable con ella sea una película alegre, por supuesto que no, me refiero a esa alegría que otorga la comunicación en su esencia más auténtica. La comunicación cuando hay una verdadera amistad, tal como la de los personajes masculinos protagonistas, la comunicación con una mujer en coma, que debemos suponer que la mantiene viva, la comunicación a través de medios artísticos, tal como puede ser la danza, que juega un papel muy importante en el ser de los protagonistas, y la comunicación a través del amor, cuyo fin último es el concebir otro ser, que en este caso resucita del coma a Alicia, personaje interpretado por la nueva musa de Almodóvar, Leonor Watling.


Todos los personajes narran algo a otro: Benigno, el enfermero de la clínica, personaje interpretado por Javier Cámara, le narra la historia de su amor por Alicia y la circunstancia de su accidente a Marco (Darío Grandinetti). Además, le habla a Alicia, porque asegura que esto ayuda a una paciente en estado de coma. Le narra a Alicia todas las películas que va a ver a la Filmoteca de Madrid, películas que son paradójicamente mudas, que narran sin palabras historias que Benigno luego dota de vida a través de la narración oral. Marco también narra su historia con Lydia (Rosario Flores), previa a la cogida en la plaza de toros. Pero él no sabe hablarle a Lydia, no sabe hablar con ella, a pesar de ganarse la vida como escritor, y Benigno se lo hace saber. El clímax de la narración se da cuando Benigno le cuenta a Alicia la película Amante Menguante, que supone una arriesgada pero acertada interrupción de la narración principal, y de esta manera se muestra al peculiar personaje de esta película muda (Fele Martínez), empequeñecido y dispuesto a seguir amando a su pareja, introduciéndose por su vagina de cuerpo entero: la visión surrealista de esta meta-película otorga el único momento cómico de Hable con ella, y es al mismo tiempo el momento mágico que supone el desenlace casi increíble dentro de la narración principal. Debemos suponer que esa noche Benigno no sólo le contó a Alicia la película, sino que se introdujo en ella tal como lo hace Fele Martínez, concibiendo un hijo con la mujer que ama. El amor de Benigno supone una constante alegría de hablar, de narrar, tanto así, que la narración la convierte en acción, es gracias a la alegría de narrar que Alicia resucita del coma después de ser víctima de una “violación”, dilema moral que es vital en el desarrollo de la película.


Los personajes de Hable con ella no sólo narran de diferentes maneras, narran porque están solos. Es por eso también una película acerca de la soledad. La soledad y la necesidad de interlocutor para luchar contra ella. El principal interlocutor que tiene Benigno es Alicia, que además de estar en coma, es la mujer que ama. Cuando éste es apartado de ella después de la “violación” y además es encerrado en la cárcel, su soledad es insoportable y decide acabar con su vida. La vida no tiene sentido en soledad. Además, no tiene sentido sin amor. Tampoco sin la posibilidad de comunicación con otro ser humano. Otro tema que se desprende desde la soledad es la locura: Benigno no está en su sano juicio, pero ¿el resto lo está? Todos los personajes están sumidos en la soledad, pero la diferencia es que Benigno da un paso más allá y se atreve a dar rienda suelta a su deseo para acabar con ella.


La narración a través del arte es otra de las formas de la alegría. He de especificar mejor a qué me refiero con alegría. Hablo de la alegría de mantenerse con vida. No sólo es Benigno el único que cree que el hablar con Alicia la mantiene viva, es también su profesora de danza (Geraldine Chaplin) la que tiene esta creencia, y por eso le narra apasionadamente cada puesta en escena, la música que acompaña a cada obra, la interpretación de la misma, como si Alicia, en su estado de coma, pudiera vivir la danza a través de esta narración. Los que están sanos también aprecian esta narración a través del arte: las obras de danza que se muestran en la película suponen una comunicación con el espectador que le recuerda que está vivo. Como principal ejemplo está la emoción llevada al llanto al inicio de la película, que supone el lazo inicial de comunicación entre Benigno y Marco. Sólo en los momentos de profunda emoción, tristeza y alegría, el ser humano es capaz de darse cuenta de su condición de ser vivo. También sucede esto cuando en un flashback Marco se emociona profundamente con la música de Caetano Veloso. Música, danza, cine, arte en general, como vía de alegría y sentimiento vital.



Almodóvar sacrifica al principal narrador, Benigno, y a la que no le supieron narrar, Lydia. Pero salva a Alicia y Marco, cuyos destinos están unidos irremediablemente. Una vez más, el encuentro se da en un espectáculo de danza, que es absolutamente opuesto al del inicio. Éste introducía en el tema de la soledad, la incomunicación y la angustia, en cambio el cierre se da con un espectáculo lleno de color, música tropical y alegría. Lo que se narra a través del arte es vida y Almodóvar nos la asegura a través de esta última escena.

Rossana Díaz Costa

La Cinefilia No Es Patriota


Thursday, June 05, 2008

CUENTO DE CINE, POR ROSSANA DÍAZ



Tenías algo así como nueve o diez años y eras toda una patinadora, de aquellas que no se sacan los patines ni para ir al baño, ni tampoco para sentarse a almorzar. El colmo era que ni siquiera te los sacabas para ir al cine. Estrenaban Roller Boogie, aquella pésima película del año setenta y tantos u ochenta y pocos, en la que se desarrollaba una demasiado simple historia de amor entre dos patinadores, en plena época disco, donde la protagonista era un poco gordita y el protagonista un poco feo. Pero eso qué más daba, el asunto para ti y tu amiga del colegio era aprender las piruetas que se hacían en la película (ya antes habías hecho lo mismo con Grease, aprendiéndote todos los bailes y canciones), y para ello era vital entrar al cine con los patines puestos, a pesar de que tu mamá te insistió que no lo hicieras. Fue así como viste Roller Boogie en patines, en el cine San Felipe, mientras comías canchita y tomabas una Inca Kola. Pero cuando pasó la moda de los patines ya tú estabas en la era del espacio, absolutamente embelesada por Luke Skywalker, con el que pretendías algún día casarte y tener hijos, por supuesto, cuando al fin fueras grande. Qué patines ni qué nada, tú vivías entonces en otra galaxia, dibujando a cada momento a todos los personajes de Star Wars y obligando a tu mamá a ver la película dos, tres, cuatro, cinco y más veces, todas las que fuera necesario para poder aprenderse los diálogos de memoria, porque tú eras la Princesa Leia, aunque otras veces optabas por ser tu futuro esposo, Luke, o ese otro, Han Solo, que en esa época, aún niña, te parecía feo.





Ahí, en el cine Monarca, fue que viste toda la saga de Star Wars, siempre comiendo canchita y tomando Inca Kola. Pobre niña, nadie te comprendía por tu barrio, porque todas las otras niñas eran dos o tres años mayores y Luke les parecía un feto horroroso, mientras que Han Solo era el churro de la película. Tú trataste de explicarles que no sólo te gustaba porque era churro, sino porque era un solitario, un Jedi, mientras que el tal Han Solo no era un Jedi. Cómo se rieron de ti aquella vez en la que les explicaste que lo que más te cautivaba de aquella película era La Fuerza, esa Fuerza capaz de hacer de Luke un hombre fuerte, de Yoda un hombre sabio y de Darth Vader un hombre infinitamente maligno.






Tuviste hasta la secreta intención de ir al cine por enésima vez con tu espada láser, pero te echaste para atrás porque las de tu barrio ya no estaban para esas bebadas y si iban al cine Monarca contigo era para ver a los chicos de ese lado de San Miguel. Cómo podían estar pensando en seres de carne y hueso, te preguntabas, cuando el sueño dentro del cuarto oscuro era indescriptible, todos aquellos héroes te parecían más reales que tus amigos del barrio, todo lo que salía en la pantalla era más real que lo que veías en la calle. Efectivamente, te habías vuelto ya una loca del cine, que no sólo soñaba durante la película sino con el recuerdo de ella. Para ello, era importante la música de la película y por eso hasta te compraste la música de Star Wars en cassette, con la cual tuviste traumatizados a todos los vecinos durante meses, especialmente cuando sonaban aquellas piezas musicales que en la película acompañaban a Darth Vader y al Emperador, y que eran de una truculencia que ponía los pelos de punta al más calmado de los mortales.



¿Recuerdas también la tarde en la que fuiste al cine Porteño, en el Callao, a ver E.T.? Fueron tus primeras lágrimas en el cine con una película que no fuese de Walt Disney. Lo peor había sido algunos años antes cuando fuiste a ver Dumbo, muy chiquita, eso había sido una tortura, qué sufrimiento por el pobre elefante de orejas grandes, pero aún así pediste ir a ver una y otra vez la película. Ves, ya te gustaba llorar en las películas desde que estabas en el nido. Pero E.T. superó todos los sufrimientos anteriores, esta fue la catarsis del sufrimiento. En tu época E.T. te convertiste en Elliot y E.T. andaba por ahí, pululando en tu jardín de Maranga, entre las yerberas y el caucho lleno de gatos que subían y bajaban constantemente. Incluso también andaba por el árbol de plátanos lleno de mosquitos diciéndote “E.T. phone home” y haciéndote llorar fuera del cuarto oscuro.


No sé exactamente en qué momento pasaste del espacio y los seres extraterrestres y galácticos al cine tan refinado de la Filmoteca. Fue después de varios años, durante los cuales tuviste que tragar muchas malas películas, principalmente porque los adolescentes van a ver casi siempre malas películas. Y si no, qué fue Footloose por ejemplo. El perfecto ejemplo de la película de adolescentes de los ochenta. Hasta tuviste tu cassette con la música de la película. Y recuerda, te gustaba Kevin Bacon, con su sonrisa a lo David Bowie.



Pero dos años después de haber visto algo como Footloose, ya estabas viendo clásicos americanos, algunos de los cuales ya habías visto antes pero sin prestarles mucha atención. Y también películas americanas más actuales como El Padrino y algunas de Scorsese. A Woody Allen también lo descubriste en esas épocas y te encantó. Pero fue cuando viste las películas italianas del neorrealismo que sufriste el verdadero cambio. Y por supuesto Fellini. Esto significó el verdadero sueño del cuarto oscuro.


Cuando terminaste el colegio ya sabías distinguir las buenas de las malas películas, aunque aún te quedaba muchísimo por descubrir. ¿Te acuerdas de aquella vez, durante tu primer año de universidad, que estabas estudiando para un parcial cuando se te ocurrió ver Novecento, que no la habías visto y la pasaban por la tele a las dos de la madrugada? Tu papá la vio en su cuarto y tú en la tele chiquita que había en el tuyo. No pudiste estudiar nada. La película ejerció sobre ti tal fascinación que ahí quedaste, petrificada ante la pantalla y al día siguiente te jalaron en el parcial de Mate 1, por culpa de Novecento. Comentaste la película con tu papá, quien también se había quedado impresionado con ella. Incluso soltaste lágrimas cuando recordabas la escena final, ese fragmento maravilloso en el que el par de viejos, interpretados tan magistralmente por Robert de Niro y Gerard Depardieu, se están peleando al lado de las vías del tren e incluso juegan a echarse sobre ellas, como en la infancia. Fue ésta la primera película que viste en la Filmoteca, al poco tiempo de haberla visto en la televisión, y te gustó aún más, y fue entonces que comprendiste que el cine era probablemente la mejor vía para soñar que tiene el ser humano. Nada era comparable al placer de estar en el cuarto oscuro viendo una obra maestra como ésta.





Luego vino el descubrimiento de Buñuel, de Bergman, de Wenders y tantos otros que fueron capaces de hacerte soñar. Un momento inolvidable fue cuando viste El cielo sobre Berlín y luego Tan lejos, tan cerca. Querías ser como esos ángeles trepados en las estatuas y monumentos de la ciudad. Querías conocer un ángel. Cuando fuiste a Berlín lo primero que hiciste fue ir a visitar al famoso ángel de la película. Tu decepción fue darte cuenta que no era un monumento tan impresionante, pero tu alegría fue saber que sólo el cine es capaz de dotar de un aura tan grande a los objetos. Supiste ese día que este ángel resistió a los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y que en ello radicaba su importancia. Para ti, sería siempre el ángel de la película de Wenders.



Podrías hablar de tantas películas. Hay una que recuerdas con especial cariño. Una de Woody por supuesto: La Rosa Púrpura de El Cairo. Esta película lo resume todo: en el cuarto oscuro es posible soñar, dotar de vida aquello que no la tiene, cambiar la realidad, ser felices. Cuando las luces se encienden, el sueño se acaba. Pero la vida continúa. Lo bueno es que siempre podemos volver al cine al día siguiente.

Y por eso ahí, en medio de tus recuerdos infantiles de una sala de cine y unos patines, una espada láser y un extraterrestre bonachón en medio de tu jardín, está aquella secuencia maravillosa en la que Antoine Doinel, aquel niño inolvidable de Los cuatrocientos golpes de Truffaut, al fin conoce el mar y corre por la orilla, sabiendo al mismo tiempo que es un prisionero, y que ese sueño, el sueño de conocer el mar y la libertad, son efímeros. De ahí su rostro final, uno de los fragmentos más impresionantes en la historia del cine: Antoine Doinel, en toda su condición de ser humano condenado a una existencia que no posee mucho sentido, otorgándose a sí mismo un momento de sueño y felicidad.

Rossana Díaz Costa
La Cinefilia No Es Patriota


Wednesday, June 04, 2008

THE ANGEL WORE RED (1960), DE NUNNALLY JOHNSON


Imagínate a Dirk Bogarde de sacerdote renegado peinado a lo James Dean, a Ava Gardner medio gordita, española y con papada, y a Joseph Cotten como corresponsal con parche de pirata y cuatro ojos de vidrio en un estuche. No es una comedia. Es la Guerra Civil Española -o eso se pretende- filmada en Italia por un norteamericano 15 años después de Roma, Ciudad Abierta. Por lo visto, la representación de la guerra está irremisiblemente perdida.

Dirk y Ava (Ricardo y Soledad) se cruzan en medio de un bombardeo. Ella está nerviosa mientras él es un caballero. Ella lo mide y lo pesa con una mirada. El nuevo ex sacerdote izquierdista y perseguido encontrará nido en el cuerpo de la diosa pagana. En medio de estos hechos, está la guerra terrible, los republicanos, también terribles, y los franquistas, no tan terribles según la película. Y los sacerdotes intentando salvar un relicario y su pellejo. Pero no es ni Dirk, ni Ava, ni Joseph, ni Vittorio De Sica (camarada general, y las bicicletas) el verdadero protagonista. Es un relicario con la sangre de un santo. El objeto que obra milagros, quien lo tenga, ganará la guerra. La puta debe de morir coronándose angelito póstumo. El relicario debe hacer su milagro, para ahorrarse explicaciones que movilicen neuronas al frente.
Aldo Fabrizi, como el sacerdote torturado y custodio del relicario, da la nota más creíble en una película donde grandes actores son los sacrificados. Los momentos finales son los más sencillos y creíbles, de acuerdo, pero extrañamos más milagros.

(Película vista el domingo último en TCM Canal 52 de Cable Mágico).


M.C.

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Tuesday, June 03, 2008

CICLO: CINE Y COMIC, TODO JUNIO

El Cinematógrafo de Barranco
en colaboración con el blog El Jardín de las Delicias (http://todacarneeshierba.blogspot.com/),
presentan el Ciclo "24 Viñetas por Segundo" El Comic en el Cine.
Aquí la compleja programación:






VOLUMEN I: COMIC EUROPEO

JUEVES 5 de Junio, 7 y 45 pm: Kriminal, de Humberto Lenzi

VIERNES 6 de Junio, 7 y 30 pm: Heavy Metal, de Gerald Potterton



SÁBADO 7, 6 y 15 pm: Danger: Diabolik, de Mario Bava

DOMINGO 8, 4 pm: Ásterix y los Vikingos, de Stefan Fjeldmark y Jesper Moller




DOMINGO 8, 5 y 15 pm: Heavy Metal 2000, de Michael Coldeway y Michel Lemire

LUNES 9, 8 pm: Barbarella, de Roger Vadim

MARTES 10 (Martes de Documental), 6 y 15 pm: Tintín y Yo, de Anders Ostergaard



VOLUMEN II: CÓMIC INDEPENDIENTE NORTEAMERICANO

JUEVES 12, 7 y 30 pm: Heavy Traffic, de Ralph Bakshi


VIERNES 13, 7 y 30 pm: El Gato Fritz, de Ralph Bakshi




SÁBADO 14, 5 y 40 pm: Cool World, de Ralph Bakshi


DOMINGO 15, 4 pm: Mafalda: La Película, de Carlos Márquez


DOMINGO 15, 5 y 15 pm: Las Nueve Vidas del Gato Fritz, deRobert Taylor



LUNES 16, 8pm: Ghost World, de Terry Zwigoff

MARTES 17 (Martes de Documental), 6 y 15pm: Mira en el Cielo: La Increíble Historia de Superman, de Kevin Burns







VOLUMEN III: MANGA

JUEVES 19, 7 y 45 pm: Hiroshima, de Mori Masaki

VIERNES 20, 7 y 20 pm: Ghost in the Shell, de Mamoru Oshii

SÁBADO 21, 6 y 15pm: Metrópolis, de Rintaro



DOMINGO 22, 4 pm: El Invencible Hombre de Hierro, de Patrick Archibald y Jay Oliva

DOMINGO 22, 5 y 20 pm: Ghost in the Shell 2: Innocence, de Mamoru Oshii

LUNES 23, 8pm: Akira, de Katsuhiro Ôtomo


MARTES 24 (Martes de Documental), 6 y 15 pm: Crumb, de Terry Zwigoff



VOLUMEN IV: COMIC DE TERROR

JUEVES 26, 7 y 45 pm: Cuentos de la Cripta, de Freddie Francis

VIERNES 27, 7 y 45 pm: La Cosa del Pantano, de Wes Craven



SÁBADO 28, 6 y 30 pm: Man-Thing, de Brett Leonard


DOMINGO 29, 4 pm: Corto Maltés, la Película, de Pascal Morelli

DOMINGO 29, 5 Y 30pm: Batman: La Máscara del Fantasma, de Eric Radomski y Bruce W. Timm

DOMINGO 29, 6 y 45 pm: Ichi the Killer, de Takashi Miike



LUNES 30, 8pm: Creepshow, de George A. Romero


MARTES 1 DE JULIO, 6 y 15 pm: Daredevil: Versión del Director Mark Steven Johnson


MARTES 1 DE JULIO, 8 Y 30 pm: Sin City: Versión Extendida, de Robert Rodríguez y Frank Miller


La Cinefilia No Es Patriota.