LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Saturday, January 31, 2009

ESPLENDOR EN LA HIERBA (1961), DE ELIA KAZAN


El Último Esplendor


No importa cuánto te esfuerces, hay lugares a los que no puedes volver. Esplendor en la Hierba nos deja con esa idea. La película nos cuenta la historia de una pareja de adolescentes: ambos comparten cosas como ser guapos, estar profundamente atraídos el uno hacia el otro, estudiar en la misma escuela y tener familias que no se hacen demasiadas preguntas. Dennie Loomis, interpretada con precisión por Natalie Wood, y Bud Stamper, encarnado por Warren Beatty, pertenecen a clases sociales distintas en un pueblo que no perdona esas diferencias, pero ese no es el motivo principal del conflicto. El film va más allá, se construye a través de nudos en la garganta, de tomar una posición o de la falta de ésta, de ser invadido por los nervios, de espacios en blanco entre padres e hijos; trata sobre la espera de algo que ni siquiera estamos seguros si volverá.

La intensa primera escena de alguna manera nos adelanta sobre la tensión sexual que invade todo el film, una tensión que va variando, al comienzo se nos presenta casi explícita, pero a medida que avanza el film se va volviendo casi imperceptible para despistarnos, y de esta forma empieza a derribar todo lo que encuentra a su paso, incluyendo a los protagonistas, especialmente a ellos, quienes terminan en un escenario muy distinto del que comenzaron.

Ni Dennie ni Bud parecen tener control sobre sus acciones: hablan, piensan y se mueven como les han enseñado. Están tan metidos en las reglas del juego que éstas terminan dirigiendo sus vidas. Los momentos de tensión se generan cuando Dennie o Bud empiezan a cuestionarlas, siempre sin querer. Los momentos de tensión se dan cuando empiezan a preguntarse cosas, cuando se dan cuenta que están perdidos, cuando nos convencen de que aún con todo a su alrededor golpeando, no han dejado de ser adolescentes
Ana Carolina Quiñonez Salpietro
La Cinefilia No Es Patriota



Tuesday, January 27, 2009

SOUNDS LIKE BRESSON?


"...Lo bueno del sonido es que deja libre al espectador. Y hacia eso es a lo que debemos tender: dejar lo más libre posible al espectador. Y al mismo tiempo hay que hacerse amar por él. Es necesario hacerle que ame la manera en que uno le muestra las cosas.
Esto quiere decir: mostrarle las cosas en el orden y de la manera en que nos gusta verlas y sentirlas; hacerle sentir, al mostrárselas, cómo las ve y las siente uno mismo, y ello al mismo tiempo que le dejamos una gran libertad."
Robert Bresson
La Cinefilia No Es Patriota

Thursday, January 22, 2009

UN NUEVO PRESIDENTE EN EEUU, PERO ¿UN NUEVO EEUU?


(Este debe ser el post más largo de mi vida. Recomiendo a los lectores que miren las fotos primero, y se sumerjan en el texto después. Vale la pena. (M.C.)

Harold Pinter: Discurso de agradecimiento del Nobel de Literatura (2005).


En 1958, escribí lo siguiente:


'No hay grandes diferencias entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser al mismo tiempo verdadera y falsa.'

Creo que estas afirmaciones aún tienen sentido, y aún se aplican a la exploración de la realidad a través del arte. Así que, como escritor, las mantengo, pero como ciudadano no puedo; como ciudadano he de preguntar: ¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira?



La verdad en el arte dramático es siempre esquiva. Uno nunca la encuentra del todo, pero su búsqueda llega a ser compulsiva. Claramente, es la búsqueda lo que motiva el empeño. Tu tarea es la búsqueda. De vez en cuando, te tropiezas con la verdad en la oscuridad, chocando con ella o capturando una imagen fugaz o una forma que parece tener relación con la verdad, muy frecuentemente sin que te hayas dado cuenta de ello. Pero la auténtica verdad es que en el arte dramático no hay tal cosa como una verdad única. Hay muchas. Y cada una de ellas se enfrenta a la otra, se alejan, se reflejan entre sí, se ignoran, se burlan la una de la otra, son ciegas a su mera existencia. A veces, sientes que tienes durante un instante la verdad en la mano para que, a continuación, se te escabulla entre los dedos y se pierda.

Me han preguntado con frecuencia cómo nacen mis obras teatrales. No sé cómo explicarlo. Como tampoco puedo resumir mis obras, a menos que explique qué ocurre en ellas. Esto es lo que dicen. Esto es lo que hacen.

Casi todas las obras nacen de una frase, una palabra o una imagen. A la palabra le sigue rápidamente una imagen. Os daré dos ejemplos de dos frases que aparecieron en mi cabeza de la nada, seguidas por una imagen, seguidas por mí.
Las obras son “The Homecoming” ("La vuelta a casa") y “Old times” ("Viejos tiempos"). La primera frase de “The Homecoming” es “¿Qué has hecho con las tijeras?" La primera frase de “Old times” es “Oscuro”.
En ninguno de los casos disponía de más información.
En el primer caso alguien estaba, obviamente, buscando unas tijeras, y preguntaba por su paradero a otro de quien sospechaba que probablemente las había robado. Pero, de alguna manera, yo sabía que a la persona interrogada le importaban un bledo tanto las tijeras como el interrogador.
En “Oscuro”, tomé la descripción del pelo de alguien, el pelo de una mujer, y era la respuesta a una pregunta. En ambos casos me encontré obligado a continuar. Ocurrió visualmente, en una muy lenta graduación, de la sombra hacia la luz.
Siempre comienzo una obra llamando a los personajes A, B y C.
En la obra que acabaría convirtiéndose en “The Homecoming”, ví a un hombre entrar en una habitación austera y hacerle la pregunta a un hombre más joven sentado en un feo sofá con un periódico de carreras de caballos. De alguna forma sospechaba que A era un padre y que B era su hijo, pero no tenía la certeza. Esta posibilidad se confirmaría sin embargo poco después cuando B (que más adelante se convertiría en Lenny) le dice a A (más adelante convertido en Max), “Papá, ¿te importa si cambiamos de tema de conversación? Te quiero preguntar algo. Lo que cenamos antes, ¿cómo se llama? ¿Cómo lo llamas tú? ¿Por qué no te compras un perro? Eres un chef de perros. De verdad. Crees que estas cocinando para perros.” De manera que como B le llama a A “Papá” me pareció razonable asumir que eran padre e hijo. A era claramente el cocinero y su comida no parecía ser muy valorada. ¿Significaba esto que no había una madre? Eso aún no lo sabía. Pero, como me dije a mí mismo entonces, nuestros principios nunca saben de nuestros finales.



“Oscuro”. Una gran ventana. Un cielo al atardecer. Un hombre, A (que se convertiría en Deeley) y una mujer, B (que luego sería Kate) sentados con unas bebidas. ¿Gorda o flaca?, pregunta el hombre. ¿De quién hablan? Pero entonces veo, de pie junto a la ventana, a una mujer, C (que sería Anna), iluminada por una luz diferente, de espaldas a ellos, con el pelo oscuro.

Es un momento extraño, el momento de crear unos personajes que hasta el momento no han existido. Todo lo que sigue es irregular, vacilante, incluso alucinatorio, aunque a veces puede ser una avalancha imparable. La posición del autor es rara. De alguna manera no es bienvenido por los personajes. Los personajes se le resisten, no es fácil convivir con ellos, son imposibles de definir. Desde luego no puedes mandarles. Hasta un cierto punto, puedes jugar una partida interminable con ellos al gato y al ratón, a la gallina ciega, al escondite. Pero finalmente encuentras que tienes a personas de carne y hueso en tus manos, personas con voluntad y con sensibilidades propias, hechas de partes que eres incapaz de cambiar, manipular o distorsionar.

Así que el lenguaje en el arte es una ambiciosa transacción, unas arenas movedizas, un trampolín, un estanque helado que se puede abrir bajo tus pies, los del autor, en cualquier momento.



Pero, como he dicho, la búsqueda de la verdad no se puede detener nunca. No puede aplazarse, no puede retrasarse. Hay que hacerle frente, ahí mismo, en el acto.
El teatro político presenta una variedad totalmente distinta de problemas. Hay que evitar los sermones a toda costa. Lo esencial es la objetividad. Hay que dejar a los personajes que respiren por su cuenta. El autor no ha de confinarlos ni restringirlos para que satisfagan sus propios gustos, disposiciones o prejuicios. Ha de estar preparado para acercarse a ellos desde una variedad de ángulos, desde un surtido amplio y desinhibido de perspectivas que resulten. Quizá, de vez en cuando, cogerlos por sorpresa, pero a pesar de todo, dándoles la libertad para ir allí donde deseen. Esto no siempre funciona. Y, por supuesto, la sátira política no se adhiere a ninguno de estos preceptos. De hecho, hace precisamente lo contrario, que es su auténtica función.


En mi obra ¨The Birthday Party” ("La fiesta de cumpleaños") creo que permito el funcionamiento de un amplio abanico de opciones en un denso bosque de posibilidades antes de concentrarme finalmente en un acto de dominación.



“Mountain Language” ("El lenguaje de la montaña") no aspira a esa amplitud de funcionamiento. Es brutal, breve y desagradable. Pero los soldados en la obra sí que se divierten con ello. Uno a veces olvida que los torturadores se aburren fácilmente. Necesitan reírse de vez en cuando para mantener el ánimo. Este hecho ha sido confirmado naturalmente por lo que ocurrió en Abu Ghraib en Bagdad. “Mountain Language” sólo dura 20 minutos, pero podría continuar hora tras hora, una y otra y otra vez, repetirse de nuevo lo mismo de forma continua, una y otra vez, hora tras hora.
“Ashes to ashes” ("Polvo eres"), por otra parte, me da la impresión de que transcurre bajo el agua. Una mujer que se ahoga, su mano que emerge sobre las olas intentando alcanzar algo, que se hunde y desaparece, buscando a otros, pero sin encontrar a nadie, ya sea por encima o por debajo del agua, encontrando únicamente sombras, reflejos, flotando; la mujer es una figura perdida en un paisaje que las aguas están cubriendo, una mujer incapaz de escapar de la catástrofe que parecía que sólo afectaba a otros.
Pero, de la misma forma que ellos murieron, ella también ha de morir.
El lenguaje político, tal como lo usan los políticos, no se adentra en ninguno de estos territorios dado que la mayoría de los políticos, según las evidencias de que disponemos, no están interesados en la verdad sino en el poder y en conservar ese poder. Para conservar ese poder es necesario mantener al pueblo en la ignorancia, que las gentes vivan sin conocer la verdad, incluso la verdad sobre sus propias vidas. Lo que nos rodea es un enorme entramado de mentiras, de las cuales nos alimentamos.



Como todo el mundo aquí sabe, la justificación de la invasión de Irak era que Sadam Hussein tenía en su posesión un peligrosísimo arsenal de armas de destrucción masiva, algunas de las cuales podían ser lanzadas en 45 minutos y provocar una espeluznante destrucción. Nos aseguraron que eso era cierto. No era cierto. Nos contaron que Irak mantenía una relación con Al Quaeda y que era en parte responsable de la atrocidad que ocurrió en Nueva York el 11 de Septiembre de 2001. Nos aseguraron que esto era cierto. No era cierto. Nos contaron que Irak era una amenaza para la seguridad del mundo. Nos aseguraron que era cierto. No era cierto.
La verdad es algo completamente diferente. La verdad tiene que ver con la forma en la que Estados Unidos entiende su papel en el mundo y cómo decide encarnarlo.
Pero antes de volver al presente me gustaría mirar al pasado reciente, me refiero a la política exterior de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Creo que es nuestra obligación someter esta época a cierta clase de escrutinio, aunque sea de una manera incompleta, que es todo lo que nos permite el tiempo que tenemos.
Todo el mundo sabe lo que ocurrió en la Unión Soviética y por toda la Europa del Este durante el periodo de posguerra: la brutalidad sistemática, las múltiples atrocidades, la persecución sin piedad del pensamiento independiente. Todo ello ha sido ampliamente documentado y verificado.



Pero lo que yo pretendo mostrar es que los crímenes de los EEUU en la misma época sólo han sido registrados de forma superficial, no digamos ya documentados, o admitidos, o reconocidos siquiera cómo crímenes. Creo que esto hay que solucionarlo y que la verdad sobre este asunto tiene mucho que ver con la situación en la que se encuentra el mundo actualmente. Aunque limitadas, hasta cierto punto, por la existencia de la Unión Soviética, las acciones de los Estados Unidos a lo ancho y largo del mundo dejaron claro que habían decidido que tenían carta blanca para hacer lo que quisieran.
La invasión directa de un estado soberano nunca ha sido el método favorito de Estados Unidos. En la mayoría de los casos, han preferido lo que ellos han descrito como “conflicto de baja intensidad”. Conflicto de baja intensidad significa que miles de personas mueren pero más lentamente que si lanzases una bomba sobre ellos de una sola vez. Significa que infectas el corazón del país, que estableces un tumor maligno y observas el desarrollo de la gangrena. Cuando el pueblo ha sido sometido - o molido a palos, que viene a ser lo mismo – y tus propios amigos, los militares y las grandes corporaciones, se sientan confortablemente en el poder, tú te pones frente a la cámara y dices que la democracia ha prevalecido. Esto fue lo normal en la política exterior de los Estados Unidos durante los años de los que estoy hablando.
La tragedia de Nicaragua fue un ejemplo muy significativo. La escogí para exponerla aquí como un ejemplo claro de cómo ve Estados Unidos su papel en el mundo, tanto entonces como ahora.
Yo estuve presente en una reunión en la embajada de los EEUU en Londres a finales de los 80.
El Congreso de Estados Unidos estaba a punto de decidir si dar más dinero a la Contra para su campaña contra el estado de Nicaragua. Yo era un miembro de una delegación que venía a hablar en nombre de Nicaragua, pero la persona más importante en esta delegación era el Padre John Metcalf. El líder del grupo de EEUU era Raymond Seitz (por aquel entonces el ayudante del embajador, más tarde él mismo sería embajador). El Padre Metcalf dijo: “Señor, dirijo una parroquia en el norte de Nicaragua. Mis feligreses construyeron una escuela, un centro de salud, un centro cultural. Vivíamos en paz. Hace unos pocos meses un grupo de la Contra atacó la parroquia. Lo destruyeron todo: la escuela, el centro de salud, el centro cultural. Violaron a las enfermeras y las maestras, asesinaron a los médicos, de la forma más brutal. Se comportaron como salvajes. Por favor, exija que el gobierno de EEUU retire su apoyo a esta repugnante actividad terrorista."



Raymond Seitz tenía muy buena reputación como hombre racional, responsable y altamente sofisticado. Era muy respetado en los círculos diplomáticos. Escuchó, hizo una pausa, y entonces habló con gravedad. 'Padre', dijo, 'déjame decirte algo. En la guerra, la gente inocente siempre sufre'. Hubo un frío silencio. Le miramos. Él no parpadeó.

La gente inocente, en realidad, siempre sufre.

Finalmente alguien dijo: 'Pero en este caso “las personas inocentes” fueron las víctimas de una espantosa atrocidad subvencionada por su gobierno, una entre muchas. Si el Congreso concede a la Contra más dinero, tendrán lugar más atrocidades de esta clase. ¿No es así? ¿No es por tanto su gobierno culpable de apoyar actos de asesinato y destrucción contra los ciudadanos de un estado soberano?

Seitz se mantuvo imperturbable. 'No estoy de acuerdo con que los hechos tal como han sido presentados apoyen sus afirmaciones', dijo.

Mientras abandonábamos la embajada un asistente estadounidense me dijo que había disfrutado con mis obras. No le respondí.

Debo recordarles que el entonces presidente, Reagan, hizo la siguiente declaración: 'La Contra es el equivalente moral a nuestros Padres Fundadores.'

Los Estados Unidos apoyaron la brutal dictadura de Somoza en Nicaragua durante 40 años. El pueblo nicaragüense, guiado por los sandinistas, derrocó este régimen en 1979, una impresionante revolución popular.

Los sandinistas no eran perfectos. Tenían una claro componente de arrogancia y su filosofía política contenía un cierto número de elementos contradictorios. Pero eran inteligentes, racionales y civilizados. Se propusieron conseguir una sociedad estable, decente y plural. La pena de muerte fue abolida. Cientos de miles de campesinos pobres fueron librados de una muerte segura. A unas 100.000 familias se les dieron títulos de propiedad sobre tierras. Se construyeron dos mil escuelas. Una notable campaña educativa redujo el analfabetismo en el país a menos de una séptima parte. Se establecieron una educación y un servicio de salud gratuitos. La mortalidad infantil se redujo en una tercera parte. La polio fue erradicada.

Los Estados Unidos denunciaron estos logros como una subversión marxista/leninista. Desde el punto de vista del gobierno de los Estados Unidos, se estaba estableciendo un ejemplo peligroso. Si a Nicaragua se le permitía fijar normas básicas de justicia social y económica, si se le permitía incrementar los niveles de salud y educación y alcanzar una unidad social y un respeto nacional propio, los países vecinos se plantearían las mismas cuestiones y harían lo mismo. En ese momento había por supuesto una feroz resistencia al status quo en el Salvador.

He hablado anteriormente de 'un entramado de mentiras' que nos rodea. El presidente Reagan describía habitualmente a Nicaragua como un 'calabozo totalitario'. Esto fue aceptado de forma general por los medios, y por supuesto por el gobierno británico, como un comentario acertado e imparcial. Pero lo que ocurre es que, bajo el gobierno sandinista, no estaba documentada la existencia de escuadrones de la muerte. No había constancia de torturas. No estaba probada la existencia de una brutalidad sistemática u oficial por parte de los militares. Ningún sacerdote fue asesinado en Nicaragua. De hecho, había tres sacerdotes en el gobierno, dos jesuitas y un misionero, Maryknoll. Los calabozos totalitarios estaban en realidad muy cerca, en El Salvador y en Guatemala. Los Estados Unidos habían hecho caer en 1954 al gobierno elegido democráticamente en Guatemala y se calcula que unas 200.000 personas habían sido víctimas de las sucesivas dictaduras militares.


Seis de los más eminentes jesuitas del mundo fueron asesinados brutalmente en la Universidad de Centro América en San Salvador en 1989 por un batallón del regimiento Alcatl entrenado en Fort Benning, Georgia, USA. Un hombre extremadamente valiente, el arzobisbo Romero, fue asesinado mientras se dirigía a la gente. Se calcula que murieron 75.000 personas. ¿Por qué fueron asesinadas? Fueron asesinadas porque creían que una vida mejor era posible y que debía conseguirse. Esta creencia los convirtió de forma inmediata en comunistas. Murieron porque se atrevieron a cuestionar el status quo, la interminable situación de pobreza, enfermedad, degradación y opresión que habían recibido como herencia.
Los Estados Unidos finalmente hicieron caer el gobierno sandinista. Tardaron varios años y hubo una resistencia considerable, pero una persecución económica implacable y 30.000 muertos al final minaron la moral del pueblo nicaragüense. Exhaustos y condenados a la pobreza una vez más. Los casinos volvieron al país, la salud y la educación gratuita se acabaron. Las grandes empresas volvieron en mayor número. La 'Democracia' había prevalecido.

Pero esta “política” no se limitó, de ninguna manera, a Centroamérica. Se realizó a lo largo y ancho del mundo. No tenía final. Y ahora es como si nunca hubiese sucedido.


Los Estados Unidos apoyaron y en algunos casos crearon todas las dictaduras militares de derechas en el mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Me refiero a Indonesia, Grecia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Haití, Turquía, Filipinas, Guatemala, El Salvador, y, por supuesto, Chile. El horror que los Estados Unidos infligieron a Chile en 1973 no podrá ser nunca purgado ni olvidado.

Cientos de miles de muertes tuvieron lugar en todos estos países. ¿Tuvieron lugar? ¿Son todas esas muertes atribuibles a la política exterior estadounidense? La respuesta es sí, tuvieron lugar y son atribuibles a la política exterior estadounidense. Pero ustedes no lo sabrían.


Esto nunca ocurrió. Nunca ocurrió nada. No ocurrió ni siquiera mientras estaba ocurriendo. No importaba. No era de interés. Los crímenes de Estados unidos han sido sistemáticos, constantes, inmorales, despiadados, pero muy pocas personas han hablado de ellos. Esto es algo que hay que reconocerle a los Estados Unidos. Han ejercido su poder a través del mundo sin apenas dejarse llevar por las emociones mientras pretendían ser una fuerza al servicio del bien universal. Ha sido un brillante ejercicio de hipnosis, incluso ingenioso, y ha tenido un gran éxito.

Os digo que Estados Unidos son sin duda el mayor espectáculo ambulante. Pueden ser brutales, indiferentes, desdeñosos y bárbaros, pero también son muy inteligentes. Como vendedores no tienen rival, y la mercancía que mejor venden es el amor propio. Es un gran éxito. Escuchen a todos los presidentes de Estados Unidos en la televisión usando las palabras, “el pueblo americano”, como en la frase, “Le digo al pueblo americano que es la hora de rezar y defender los derechos del pueblo americano y le pido al pueblo americano que confíe en su presidente en la acción que va a tomar en beneficio del pueblo americano”.
Es una estratagema brillante. El lenguaje se usa hoy en día para mantener controlado al pensamiento. Las palabras “el pueblo americano” producen un cojín de tranquilidad verdaderamente sensual. No necesitas pensar. Simplemente échate sobre el cojín. El cojín puede estar sofocando tu inteligencia y tu capacidad crítica pero es muy cómodo. Esto no funciona, por supuesto, para los 40 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza y los dos millones de hombres y mujeres prisioneros en los vastos “gulags” de las cárceles, que se extienden a lo largo de todo Estados Unidos.


Estados Unidos ya no se preocupa por los conflictos de baja intensidad. No ven ningún interés en ser reticentes o disimulados. Ponen sus cartas sobre la mesa sin miedo ni favor. Sencillamente les importan un bledo las Naciones Unidas, la legalidad internacional o el desacuerdo crítico, que juzgan impotentes e irrelevantes. Tienen su propio perrito faldero acurrucado detrás de ellos, la patética y supina Gran Bretaña.




¿Qué le ha pasado a nuestra sensibilidad moral? ¿La hemos tenido alguna vez? ¿Qué significan estas palabras? ¿Se refieren a un término muy raramente utilizado estos días, ‘conciencia’? ¿Una conciencia para usar no sólo con nuestros propios actos sino para usar también con nuestra responsabilidad compartida en los actos de los demás? ¿Está todo muerto? Mirad Guantánamo. Cientos de personas detenidas sin cargos a lo largo de tres años, sin representación legal ni un juicio conveniente, técnicamente detenidos para siempre. Esta estructura totalmente ilegal se mantiene como un desafío a la convención de Ginebra. Esto no es sólo tolerado sino que es difícilmente planteado por lo que se llama “la comunidad internacional”. Esta atrocidad criminal la comete un país, que se declara a sí mismo “el líder del mundo libre”. ¿Pensamos en los habitantes de la bahía de Guantánamo? ¿Qué es lo que dicen los medios? Lo reseñan ocasionalmente (una pequeña mención en la página seis). Ellos han sido consignados a una tierra de nadie de la que, por cierto, puede que nunca regresen. En la actualidad muchos están en huelga de hambre, alimentados a la fuerza, incluidos los residentes británicos. No hay sutilezas en estos procesos de alimentación. Ni sedaciones ni anestésicos. Solo un tubo insertado en tu nariz y dentro de tu garganta. Tú vomitas sangre. Esto es tortura. ¿Qué ha dicho la secretaria británica de Exteriores sobre esto? Nada. ¿Qué ha dicho el primer ministro británico sobre esto? Nada ¿Por qué no? Porque los Estados Unidos han dicho: criticar nuestra conducta en la bahía de Guantánamo constituye un acto poco amistoso. O estáis con nosotros o contra nosotros. Así que Blair se calla.





La invasión de Irak ha sido un acto de bandidos, un evidente acto de terrorismo de estado, demostrando un desprecio absoluto por el concepto de leyes internacionales. La invasión fue una acción militar arbitraria basada en una serie de mentiras sobre mentiras y burda manipulación de los medios y, por consiguiente, del público; un acto con la intención de consolidar el control económico y militar de Estados Unidos sobre Oriente Medio camuflado; como último recurso –todas las otras justificaciones han caído por ellas mismas– como una liberación. Una formidable aseveración de la fuerza militar responsable de la muerte y mutilación de cientos y cientos de personas inocentes.
Hemos traído tortura, bombas racimo, uranio empobrecido, innumerables actos de muerte aleatoria, miseria, degradación y muerte para el pueblo Iraquí y lo llamamos “llevar la libertad y la democracia a Oriente Medio".



¿Cuánta gente tienes que matar antes de ser considerado un asesino de masas y un criminal de guerra? ¿Cien mil? Más que suficiente, habría pensado yo. Por eso es justo que Bush y Blair sean procesados por el Tribunal Penal Internacional. Pero Bush ha sido listo. No ha ratificado al Tribunal Penal Internacional. Por eso si un soldado o político americano es arrestado Bush ha advertido que enviaría a los marines. Pero Tony Blair ha ratificado el Tribunal y por eso se le puede perseguir. Podemos proporcionarle al Tribunal su dirección si está interesado. Es el número 10 de Downing Street, Londres.


La muerte en este contexto es irrelevante. Ambos, Bush y Blair colocan la muerte bien lejos, en los números atrasados. Al menos 100.000 iraquíes murieron por las bombas y misiles americanos antes de que la insurgencia iraquí empezase. Estas personas no existen ahora. Sus muertes no existen. Son espacios en blanco. Ni siquiera han sido registrados como muertos. 'No hacemos recuento de cuerpos', dijo el general americano Tommy Franks.




Al inicio de la invasión se publicó en la portada de los periódicos británicos una fotografía de Tony Blair besando la mejilla de un niño iraquí. 'Un niño agradecido' decía el pie de foto. Unos días después apareció una historia con una fotografía, en una página interior, de otro niño de cuatro años sin brazos. Su familia había sido alcanzada por un misil. Él fue el único superviviente. '¿Cuando recuperaré mis brazos?' preguntaba. La historia desapareció. Bien, Tony Blair no lo tenía en sus brazos, tampoco el cuerpo de ningún otro niño mutilado, ni el de ningún cadáver ensangrentado. La sangre es sucia. Ensucia tu camisa y tu corbata cuando te encuentras dando un discurso sincero en televisión.




Los 2000 americanos muertos son una vergüenza. Son transportados a sus tumbas en la oscuridad. Los funerales son discretos, fuera de peligro. Los mutilados se pudren en sus camas, algunos para el resto de sus vidas. Así los muertos y los mutilados se pudren, en diferentes tipos de tumbas.



He aquí un extracto del poema de Pablo Neruda: “Explico Algunas Cosas”:


Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños
Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!
Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!
Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.
Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?
Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!




Quisiera dejar claro que citando el poema de Neruda no estoy comparando de ninguna manera la República Española con el Irak de Saddam Hussein. Cito a Neruda porque en ningún otro sitio de la lírica contemporánea leí una descripción más insistente y cierta del bombardeo contra civiles.
He dicho antes que los Estados Unidos están ahora siendo totalmente francos poniendo las cartas sobre la mesa. Éste es el caso. Su política oficial es hoy en día definida como "Dominio sobre todo el espectro". Ése no es mi término, es el suyo. "Dominio sobre todo el espectro" quiere decir control de la tierra, mar, aire y espacio y todos sus recursos.

Los Estados Unidos ahora ocupan 702 bases militares a lo largo del mundo en 132 países, con la honorable excepción de Suecia, por supuesto. No sabemos muy bien cómo han llegado a estar ahí pero de hecho están ahí.
Los Estados Unidos poseen 8000 cabezas nucleares activas y usables. Dos mil están en sus disparaderos, alerta, listas para ser lanzadas 15 minutos después de una advertencia. Están desarrollando nuevos sistemas de fuerza nuclear, conocidos como "destructores de búnkeres". Los británicos, siempre cooperativos, están intentando reemplazar su propio misil nuclear, Trident. ¿A quién, me pregunto, están apuntando? ¿A Osama Bin Laden? ¿A ti? ¿A mí? ¿A mi vecino? ¿China? ¿París? Quién sabe. Lo que sí sabemos es que esta locura infantil - la posesión y uso en forma de amenazas de armas nucleares - constituye el meollo de la actual filosofía política de Estados Unidos. Debemos recordarnos a nosotros mismos que Estados Unidos está en una continua misión militar y no muestra indicios de aminorar el paso.

Muchos miles, si no millones, de personas en los propios Estados Unidos están demostrablemente asqueadas, avergonzadas y enfadadas por las acciones de su gobierno, pero, tal y como están las cosas, no son una fuerza política coherente - todavía. Pero la ansiedad, la incertidumbre y el miedo que podemos ver crecer cada día en los Estados Unidos no es probable que disminuya.
Sé que el presidente Bush tiene algunos escritores de discursos muy competentes pero quisiera prestarme voluntario para el puesto. Propongo el siguiente discurso breve que él podría leer en televisión a la nación. Le veo solemne, con el pelo cuidadosamente peinado, serio, confiado, sincero, frecuentemente seductor, a veces empleando una sonrisa irónica, curiosamente atractiva, un auténtico macho.



"Dios es bueno. Dios es grande. Dios es bueno. Mi dios es bueno. El Dios de Bin Laden es malo. El suyo es un mal Dios. El dios de Saddam también era malo, aunque no tuviera ninguno. Él era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. Nosotros no decapitamos a la gente. Nosotros creemos en la libertad. Dios también. Yo no soy bárbaro. Yo soy el líder democráticamente elegido de una democracia amante de la libertad. Somos una sociedad compasiva. Electrocutamos de forma compasiva y administramos una compasiva inyección letal. Somos una gran nación. Yo no soy un dictador. Él, sí. Yo no soy un bárbaro. Él, sí. Y aquel otro, también. Todos lo son. Yo tengo autoridad moral. ¿Ves mi puño? Esta es mi autoridad moral. Y no lo olvides."



La vida de un escritor es extremadamente vulnerable, apenas una actividad desnuda. No tenemos que llorar por ello. El escritor hace su elección y queda atrapado en ella. Pero es cierto que estás expuesto a todos los vientos, alguno de ellos en verdad helados. Estás solo, por tu cuenta. No encuentras refugio, ni protección - a menos que mientas - en cuyo caso, por supuesto, te habrás construido tu propia protección y, podría decirse, te habrás vuelto un político.



Me he referido un par de veces esta tarde a la muerte. Voy a citar ahora un poema mío llamado "Muerte"

¿Dónde se halló el cadáver?
¿Quién lo encontró?
¿Estaba muerto cuando lo encontraron?
¿Cómo lo encontraron?
¿Quién era el cadáver?
¿Quién era el padre o hija, o hermano
o tío o hermana o madre o hijo
del cadáver abandonado?
¿Estaba muerto el cuerpo cuando fue abandonado?
¿Fue abandonado?
¿Quién lo abandonó?
¿Estaba el cuerpo desnudo o vestido para un viaje?
¿Qué le hizo declarar muerto al cadáver?
¿Fue usted quien declaró muerto al cadáver?
¿Cómo de bien conocía el cadáver?
¿Cómo sabía que estaba muerto el cadáver?
¿Lavó el cadáver?
¿Le cerró ambos ojos?
¿Enterró el cuerpo?
¿Lo dejó abandonado?
¿Le dio un beso al cadáver?
Cuando miramos un espejo pensamos que la imagen que nos ofrece es exacta. Pero si te mueves un milímetro la imagen cambia. Ahora mismo, nosotros estamos mirando un círculo de reflejos sin fin. Pero a veces el escritor tiene que destrozar el espejo - porque es en el otro lado del espejo donde la verdad nos mira a nosotros.
Creo que, a pesar de las enormes dificultades que existen, una firme determinación, inquebrantable, sin vuelta atrás, como ciudadanos, para definir la auténtica verdad de nuestras vidas y nuestras sociedades es una necesidad crucial que nos afecta a todos. Es, de hecho, una obligación.
Si una determinación como ésta no forma parte de nuestra visión política, no tenemos esperanza de restituir lo que casi hemos perdido - la dignidad como personas.


Poema de Harold Pinter contra la invasión a Irak, publicado por primera vez en enero de 2003:

Acá van de nuevo,
los yanquis en su desfile acorazado
entonando sus baladas de alegría
mientras cabalgan por el mundo
alabando al dios americano.
Las zanjas están tapadas de muertos
Los que no se pudieron unir
Los otros que se niegan a cantar
Los que están perdiendo la voz
Los que olvidaron la canción.
Los jinetes tienen látigos que cortan.
Tu cabeza rueda en la arena
Tu cabeza es un charco en la tierra
Tu cabeza es una mancha en el polvo
Tus ojos se han salido y tu nariz
huele sólo el hedor de los muertos
Y todo el aire muerto respira
el olor del dios americano.






Harold Pinter





La Cinefilia No Es Patriota

Friday, January 16, 2009

KANT CON LYNCH, POR ZIZEK. CUARTA PARTE. EPÍLOGO.




En el nivel del habla, quizá la mejor ilustración de esta fisura sea la escena de Duna (Dune), otra película de Lynch, en la cual, en su confrontación con el emperador, el representante del sindicato espacial emite un murmullo ininteligible, que solo al pasar por un micrófono se convierte en lenguaje articulado: en términos lacanianos, solo se convierte en lenguaje articulado cuando lo vehiculiza el Otro. También en Twin Peaks el enano del Pabellón Rojo habla un inglés incomprensible, distorsionado, que solo se vuelve inteligible con la ayuda de los subtítulos, que en este caso asumen el papel del micrófono, es decir, de la vehiculización por el Otro... En ambos casos, Lynch revela la fisura que separa por siempre la protohabla preontológica, ese “murmullo de lo Real”, respecto del logos plenamente constituido.
Esto nos conduce al rasgo fundamental de la ontología materialista dialéctica: la brecha mínima, la dilación que separa por siempre un acontecimiento “en sí” respecto de su inscripción/registro simbólicos; esta brecha, en sus diferentes formas, puede discernirse en todas una gama de ejemplos, que van desde la física cuántica (según la cual un acontecimiento “se convierte en sí mismo”, se actualiza plenamente, cuando lo registra el ambiente, es decir, en el momento en que su ambiente “toma nota” de él) hasta el procedimiento de la “doble reacción” en las comedias clásicas de Hollywood (la víctima de un fraude o de un accidente primero percibe con una calma total, incluso con ironía, sin advertir las consecuencias, un acontecimiento o palabras que para él significan la catástrofe; después, al cabo de un lapso mínimo, de pronto se estremece o petrifica, como el padre que, al enterarse de que está embarazadas su hija inocente y soltera, primero dice tranquilamente “¿Y cuál es el problema?”, pero al cabo de un par de segundos palidece y empieza a gritar…)
En el lenguaje de Hegel, esta es la brecha mínima entre el “en sí” y el “para sí”; Derrida lo describe a propósito del concepto de “regalo”: mientras un regalo no es reconocido, ya no es un puro regalo, puesto que ha entrado en el circuito del intercambio. Otro caso ejemplar sería la tensión en una relación amorosa que se inicia: todos conocemos el encanto de la situación inmediatamente antes de que se rompa el silencio mágico; los dos miembros de la pareja están ya seguros de su atracción recíproca, hay una tensión erótica en el aire, la situación parece preñada de significado, parece precipitarse hacia la palabra, aguardar la palabra, buscar la palabra que le pondrá nombre, pero en cuanto esa palabra se pronuncia, nunca es plenamente adecuada, tiene inevitablemente un efecto de decepción, el encanto desaparece, todo nacimiento del significado es un aborto…


Derrida



Esta paradoja apunta a un rasgo clave del materialismo dialéctico, claramente perceptible en la teoría del caos y la física cuántica (y que tal vez defina lo que llamamos “posmodernismo”): un enfoque superficial e ignorante de los detalles revela (o incluso genera) los rasgos que no puede poner de manifiesto un examen detallado, demasiado atento. Como se sabe, la teoría del caos debe su origen a la imperfección de los aparatos de medición: cuando los mismos datos repetidamente procesados por el mismo programa de computadora, llevaron a resultados radicalmente distintos, los científicos tomaron conciencia de que una diferencia en los datos demasiado pequeña para que se la advirtiera podía dar origen a una diferencia rabelesiana en el resultado final… La misma paradoja opera en el fundamento mismo de la física cuántica: la distancia respecto de la cosa misma (la imprecisión constitutiva de nuestras mediciones, es decir, la barrera de la “complementariedad” que nos impide realizar simultáneamente mediciones distintas) forma parte de la “cosa”, y no es solo un defecto epistemológico; para que aparezca (lo que percibimos como) “la realidad”, algunos de sus rasgos tienen que quedar sin especificarse.
La brecha entre el nivel de las potencialidades cuánticas y el momento del registro que les confiere actualidad, ¿no es en cierto sentido homóloga a la lógica de la “doble reacción”, a la brecha entre el acontecimiento (un padre que se entera de que su hija está embarazada) y su registro simbólico (el momento en que el proceso es registrado, “aparece para sí mismo”)? En este caso tiene una importancia crucial la diferencia entre la concepción materialista dialéctica del “registro simbólico” (“después del hecho”, el registro simbólico le confiere actualidad al hecho del que se trata) y la ecuación idealista ese = percipi: el pacto de registro (simbólico), la “segunda reacción”, siempre se produce al cabo de una dilación mínima y sigue siendo incompleto, superficial; una brecha lo separa por siempre del “en sí” del proceso registrado, pero precisamente como tal forma parte “de la cosa misma”, como si “la cosa” solo pudiera realizar plenamente su estatuto ontológico por medio de una dilación mínima con respecto a sí misma.




La paradoja reside entonces en que la “falsa” apariencia está comprendida dentro de la “cosa misma”. E, incidentalmente, en esto consiste la “unidad dialéctica de la esencia y la apariencia”, totalmente pasada por alto por las trivialidades de manual acerca de cómo “debe aparecer la esencia”, etcétera: la “visión aproximada desde lejos”, que ignora los detalles y se limita a la “mera apariencia”, está más cerca de “la esencia” que una mirada próxima, la “esencia” de una cosa se constituye paradójicamente mediante la remoción de la apariencia “falsa” de lo Real en su inmediatez.[9] Tenemos entonces tres elementos, y no solo la esencia y su aparecer: primero está la realidad; en su seno, la interfaz-pantalla de las apariencias; finalmente, sobre esta pantalla aparece “la esencia”. El quid está entonces en que la apariencia es literalmente el aparecer/emerger de la esencia, es decir, el único lugar que puede habitar la esencia. La reducción idealista convencional de la realidad como tal, en su totalidad, a la mera apariencia de alguna esencia oculta, resulta insuficiente: dentro del dominio de la realidad misma hay que trazar una línea que separe la realidad “en bruto” respecto de la pantalla a través de la cual aparece la esencia de la realidad, de modo que, si eliminamos esta ámbito de la apariencia, perdemos “la esencia” misma que aparece en él…


[9] Lo mismo puede decirse de la ley kantiana: si uno se acerca demasiado a ella, su grandeza sublime se convierte de pronto en un abismo horroroso que amenaza con tragarse al sujeto.


La Cinefilia No Es Patriota

Primera Parte:
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2008/12/kant-con-lynch-primera-parte-prlogo.html

Segunda Parte:
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2008/12/kant-con-lynch-por-zizek-segunda-parte.html

Tercera Parte:
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2008/12/kant-con-lynch-por-zizek-tercera-parte.html




Wednesday, January 14, 2009

VUELVE: EL POEMA DE LA SEMANA


EL GRITO



Ella y ello en el umbral
sacian su hambre
mientras los buitres
claudican de entre estos
enteros restos
de unos hombros feraces
y mi boquilla solemne
tan solo grita como nonato
envejecido hasta el miocardio,
¿por qué no disuelvo
el porqué de un beso
que jamás podrá ser vaciado
por las sedientas saetas
y por qué el abrazo absente
de los tentáculos matrices
se hace luna flamífuga
al cerrarse un poco tarde
y así se cierra a medias?

Se deforma la cavidad
y el mentón bosteza.

Ella y ello en la lupa
de las orografías borrosas
combaten contra el vertiginoso eco
de dos arquetipos dispares
aunque de saudade dicroicos
pero el paroxismo de una borrasca
de genes eslabonados
y rupturas libérrimas
no incinera el pergamino de la fórmula
para una doble refracción inconfesa
en los estomas de una verdad abonada,
¿para qué intento pertinazmente
destripar el epigastrio ebrio del pasado
si la epifanía del futuro es un epitafio
clavado en la vena zurda del afán
y para qué deserto de la batalla bioquímica
cuando un desierto enclaustrado en una botella
es el perfecto lugar quimérico para olvidar?

Se deforma el alma
y se hace simétrica
con la neurona más lívida.

Todo fue onírico
porque el alma se deforma
hasta ser más nítida:
Ella y ello
son las vidas de los contiguos
allende de los túneles generacionales
y porque no olvido el misterio de una grieta … grito.
ALBERTO ANGULO CHUMACERO
La Cinefilia No Es Patriota

Monday, January 12, 2009

GODARD! 18 MAÑANA EN EL CENTRO CULTURAL ESPAÑOL, CON 3 CORTOS DE SUS REDACTORES



Agarre su carcocha respectiva y, si quiere, también su fierro -igual que Clint-, y véngase mañana martes 13 a las 6 de la tarde en punto al Centro Cultural de España (Natalio Sánchez 181 - Santa Beatriz) para la presentación de su revista de cine favorita, más completa que nunca- y de paso descubra tres cortos realizados por tres redactores del staff (y, aunque la cinefilia no es patriota, véalos): El Águila y el Cazador de César Miranda, El Niño del Árbol, de Karla Ramírez, y X, de Mario Castro Cobos y Milagro Farfán-.
Godard 18! = Clint Eastwood + Críticas de Cartelera + Estrenos Peruanos del 2008 + Ranking de las Mejores del Año + Festival de Mar del Plata + Festival de Sitges + Manoel de Oliveira + Pere Portabella + Paul Newman + Jean-Claude Van Damme + John Cazale + Humberto Solás = Godard! 18
La Cinefilia No Es Patriota

Sunday, January 11, 2009

DOMINGO DE ORGÍA (CINÉFILA, ¡Y GRATIS!) EN EL CENTRO ESPAÑOL Y EN EL CAFAE


Un perro, no sé si demasiado políticamente correcto, un grupo de rock de abuelitos eléctricos -y electrizantes-, un perdedor idealista que cuestiona el sistema con su sola, sola existencia, y, por último, una joya satírica de un sabio director llamado Alain Resnais; esto es lo que en Lima, podemos ver gratis hoy domingo. ¡Aprovechen!


Lassie, de Charles Sturridge, a las 3 de la tarde en en Centro Cultural de España (Natalio Sánchez 181 - Santa Beatriz)

Shine a Light, de Martin Scorsese, a las 5 de la tarde, en el Centro Cultural de España


Luces al Atardecer, de Aki Kaurismäki, a las 7 de la noche, en el Centro Cultural de España


Coeurs (Corazones), de Alain Resnais, a las 7 y 30 de la noche en el Cafae (Av. Arequipa 2985).


La Cinefilia No Es Patriota